DESCRIPCIÓN DEL PUESTO Contrato de larga duración en farmacia con muy buen ambiente de trabajo. A 15 minutos de Madrid (R3).
ZONA DE TRABAJO VELILLA DE SAN ANTONIO
JORNADA DE TRABAJO Fines de Semana, Continua.
ORIGEN Empleo privado
DATOS DE CONTACTO
· PERSONA DE CONTACTO Antonio
· TELÉFONO 916607286
· CORREO ELECTRÓNICO asurribas58@gmail.com
En el ámbito de la seguridad contra incendios, existen soluciones técnicas que, aunque discretas, son determinantes para garantizar la integridad estructural de un edificio y la seguridad de sus ocupantes. Entre ellas destaca el collarín intumescente, un dispositivo especialmente diseñado para sellar las aberturas provocadas por la deformación o desaparición de una tubería durante un incendio.
Este sistema actúa de forma automática, sin intervención humana, y es exigido por normativas como el Código Técnico de la Edificación (CTE) y estándares europeos. Su función principal es evitar que el fuego, el humo y los gases tóxicos se propaguen a través de pasos de instalaciones, preservando así la compartimentación de sectores de incendio.
El collarin intumescente está compuesto por un material que, al alcanzar temperaturas de entre 150 y 200 °C, se expande rápidamente, rellenando y sellando el hueco dejado por la tubería afectada. Este proceso detiene la propagación del incendio y mantiene la resistencia al fuego del elemento constructivo atravesado.
Diseñado principalmente para tuberías plásticas combustibles, este dispositivo reacciona cuando materiales como el PVC, PE o PP comienzan a deformarse y fundirse, evitando que el fuego encuentre un “túnel” libre hacia otras áreas. La instalación correcta y el dimensionado adecuado son esenciales para garantizar su efectividad.
Los collarines intumescentes no se limitan únicamente a tuberías plásticas. Aunque su uso más común es en conductos de PVC, polietileno o polipropileno, también se aplican en tuberías metálicas cuando existen huecos entre el tubo y la estructura que lo atraviesa.
En el caso de tuberías metálicas —acero, cobre o aleaciones— el collarín no reacciona al colapso del material (ya que no se funde), sino que bloquea los espacios residuales que podrían permitir el paso de humo y gases calientes. De esta forma, incluso en materiales no combustibles, se preserva la estanqueidad al fuego.
Las tuberías que suelen requerir la instalación de collarines intumescentes incluyen:
PVC (Policloruro de vinilo)
PE (Polietileno)
PP (Polipropileno)
ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno)
PB (Polibutileno)
PPR (Polipropileno Random)
Tuberías multicapa (PE-AL-PE o PEX-AL-PEX)
Acero y cobre (en casos de huecos no protegidos)
En determinadas configuraciones, especialmente en rehabilitaciones o en pasos técnicos con espacio limitado, el uso de manguitos intumescentes resulta más adecuado que un collarín convencional. Estos elementos envolventes rodean la tubería y actúan del mismo modo: expandiéndose ante el calor para sellar el paso por completo.
Su principal ventaja es la adaptabilidad, permitiendo la instalación en lugares donde un collarín rígido no puede colocarse. Además, se emplean en tuberías con formas o recorridos irregulares, así como en entornos donde el acabado estético o el espacio disponible exigen soluciones compactas.
Tanto los collarines intumescentes como los manguitos intumescentes contienen materiales que reaccionan químicamente al calor. Al alcanzar la temperatura crítica, el material se hincha y ejerce presión contra la pared del hueco, cerrando herméticamente el espacio y deteniendo el paso del fuego y el humo.
Este proceso se produce en segundos, lo que es crucial en un incendio, ya que cualquier retraso podría permitir que el fuego se propague a sectores adyacentes, comprometiendo la evacuación y aumentando los daños estructurales.
La eficacia de un collarín intumescente o de un manguito intumescente depende en gran medida de su instalación. Un dispositivo mal colocado o dimensionado no cumplirá con su cometido, comprometiendo la resistencia al fuego del paso de instalaciones.
Los puntos esenciales para una instalación segura son:
Selección del diámetro correcto en función del tubo.
Fijación firme con anclajes homologados al elemento constructivo.
Colocación conforme a las instrucciones del fabricante y ensayos de laboratorio.
Uso exclusivo de productos certificados bajo normativa europea.
Asegurar la continuidad del sellado en todo el perímetro del paso.
La legislación en materia de protección contra incendios exige que todos los pasos de instalaciones que atraviesen elementos con resistencia al fuego mantengan dicha resistencia tras la instalación de tuberías. Esto implica el uso de soluciones certificadas como collarines intumescentes o manguitos intumescentes, que garantizan que la sectorización se mantiene intacta durante el tiempo que establezca la clasificación EI del elemento.
El Código Técnico de la Edificación (CTE), en su Documento Básico SI (Seguridad en caso de incendio), especifica que cualquier penetración debe ser tratada con productos ensayados según normas como la EN 1366-3, lo que asegura que el dispositivo ha sido probado en condiciones reales de fuego.
Respuesta automática e inmediata ante un incendio.
Mantenimiento de la compartimentación y la resistencia estructural.
Compatibilidad con múltiples materiales de tubería.
Cumplimiento legal con normativas europeas y nacionales.
Larga durabilidad y bajo mantenimiento.
Los collarines intumescentes y manguitos intumescentes son piezas fundamentales dentro de la estrategia de protección pasiva contra incendios. Su capacidad de actuar sin intervención humana, sellando huecos en cuestión de segundos, los convierte en guardianes invisibles de la seguridad.
Proteger tuberías plásticas, sellar huecos en metálicas y adaptarse a condiciones constructivas específicas es su función principal. Su elección e instalación adecuadas no son un lujo, sino una obligación técnica y legal para garantizar que un incendio no se convierta en una tragedia de mayores dimensiones.