DESCRIPCIÓN DEL PUESTO experiencia homeopatia,dermofarmacia,fitoterapia, proximidad a collado villalba
ZONA DE TRABAJO COLLADO VILLALBA
JORNADA DE TRABAJO Mañanas, Tardes, Fines de Semana, Partida, Contínua
ORIGEN Empleo privado
DATOS DE CONTACTO
· PERSONA DE CONTACTO salvador
· TELÉFONO 669297395
· CORREO ELECTRÓNICO salvagargon@yahoo.es
¿Qué tipos de tuberías protegen los collarines intumescentes?
En el ámbito de la seguridad contra incendios, existen soluciones técnicas que actúan de forma silenciosa, pero que tienen un papel decisivo en la protección de edificios, instalaciones y personas. Uno de estos elementos esenciales es el collarín intumescente, un dispositivo diseñado para sellar el paso del fuego, el humo y los gases a través de las penetraciones que generan las tuberías. Su función no es visible a simple vista, pero su eficacia en una situación de emergencia puede marcar la diferencia entre un incidente controlado y una catástrofe.
El collarín intumescente está fabricado con materiales que reaccionan ante el calor, expandiéndose para bloquear cualquier hueco que deje una tubería al fundirse. Este comportamiento automático convierte a este dispositivo en una herramienta indispensable, exigida por normativas como el Código Técnico de la Edificación (CTE) y estándares europeos de protección pasiva contra incendios.
Las tuberías plásticas son las principales candidatas a ser protegidas por un collarin intumescente, debido a que, al alcanzar temperaturas elevadas, se deforman, se funden y desaparecen, dejando un hueco libre que se convierte en un canal de propagación del fuego y el humo. Este fenómeno ocurre de forma rápida, sin dar margen de reacción manual, lo que hace imprescindible un sistema que actúe de inmediato.
Entre las tuberías plásticas que requieren esta protección se encuentran:
PVC (Policloruro de vinilo)
PE (Polietileno)
PP (Polipropileno)
ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno)
PB (Polibutileno)
PPR (Polipropileno Random)
Multicapa (PE-AL-PE o PEX-AL-PEX)
Cuando el fuego alcanza estas tuberías, el collarín intumescente detecta el aumento de temperatura (alrededor de 150-200 °C) y su material se expande hasta bloquear el hueco de manera hermética, evitando así que el incendio se propague por el resto del edificio.
Aunque las tuberías metálicas —como las de acero o cobre— no se funden durante un incendio, eso no significa que estén exentas de riesgo. Cuando estas tuberías atraviesan muros, forjados o techos, pueden quedar pequeños huecos entre su superficie y la estructura. Estos huecos, por mínimos que parezcan, pueden permitir el paso del humo, los gases calientes y, en algunos casos, incluso de las llamas.
Los collarines intumescentes en tuberías metálicas no reaccionan a la desaparición del tubo, sino que sellan estos espacios críticos para garantizar la estanqueidad frente al fuego. Así, actúan como un cierre preventivo que refuerza la integridad del sector de incendio, cumpliendo con los estándares de resistencia establecidos en la normativa vigente.
En determinadas instalaciones, especialmente cuando el espacio es reducido o la configuración de la tubería es más compleja, se emplean manguitos intumescentes. Estos dispositivos funcionan bajo el mismo principio que el collarín, pero su formato flexible permite adaptarse a lugares de difícil acceso o a tuberías con geometrías especiales.
Los manguitos intumescentes se instalan envolviendo directamente la tubería, y al igual que el collarín, su material se expande con el calor, sellando el paso por completo. Son especialmente útiles en rehabilitaciones de edificios o en reformas de instalaciones donde la incorporación de un collarín tradicional no es viable.
Para que un collarín intumescente o un manguito intumescente cumpla su función correctamente, debe instalarse siguiendo las indicaciones del fabricante y adaptándose al diámetro y material de la tubería. Un error de dimensionado o una colocación incorrecta pueden comprometer toda la protección pasiva del paso de instalaciones.
Los aspectos clave en la instalación incluyen:
Selección del diámetro correcto para un sellado perfecto.
Fijación adecuada a la superficie (muros, suelos o techos) con elementos homologados.
Respeto de las distancias de instalación establecidas en los ensayos de resistencia al fuego.
Uso exclusivo de modelos certificados conforme a las normativas europeas.
La legislación europea y el CTE establecen la obligación de garantizar la sectorización contra incendios en todas las edificaciones. Esto implica que cualquier paso de instalaciones que atraviese un elemento separador con resistencia al fuego debe ser protegido para mantener esa resistencia.
El uso de collarines intumescentes y manguitos intumescentes está específicamente contemplado en estas normativas como soluciones válidas y certificadas para sellar tuberías combustibles y no combustibles. Además, su instalación debe ser realizada por personal cualificado para asegurar que los ensayos de laboratorio se replican fielmente en obra.
La protección pasiva contra incendios no es un gasto, sino una inversión que protege vidas, bienes y la continuidad de la actividad económica. La instalación de un collarín intumescente adecuado puede evitar que un incendio localizado se convierta en un siniestro total.
En entornos industriales, sanitarios o residenciales, la elección correcta de este tipo de dispositivos y su integración en un plan de protección global es un signo claro de profesionalidad y compromiso con la seguridad.
Los collarines intumescentes y manguitos intumescentes protegen las instalaciones allí donde el fuego podría encontrar una vía rápida de propagación. Desde las tuberías plásticas que se funden en segundos, hasta los huecos imperceptibles en tuberías metálicas, estos dispositivos actúan como guardianes invisibles que sellan el paso al fuego, el humo y los gases peligrosos.
En cualquier proyecto, grande o pequeño, su presencia no es opcional: es un requisito técnico, legal y, sobre todo, una garantía de seguridad.